Las remolachas se pueden comprar frescas, en lata, en vinagre, congeladas y en jugo. Si las compra frescas, puede que tengan todavía sus hojas verdes. ¡No las tire! Las hojas de la remolacha son deliciosas y se pueden usar igual que las espinacas en muchas recetas. Las hojas tienen muchas fibras y no tienen colesterol. Pruébelas en ensalada o en esta receta de verduras de hoja y frijoles.
Para las remolachas frescas, debería usar un producto para lavar vegetales que le ayude a eliminar la tierra cuando las lava bajo el agua. Un pelador sirve para eliminar la piel externa y dura antes de cocinarlas o comerlas crudas. Un truco para pelarlas es cocinarlas primero, luego dejarlas enfriar, y finalmente usar papel de cocina para rascar la piel y eliminarla.
Si prefiere las remolachas cocinadas, hay muchas maneras de hacerlo: hervidas, al vapor y al horno. Después de hervirlas o cocinarlas al vapor, se pueden añadir a los ingredientes para hacer hummus, dándole un bonito toque de color rojo. Otra receta deliciosa es esta sopa de remolacha y tomate, perfecta para un día frío.
Cocinar las remolachas al horno es una manera de potenciar su dulzor natural. Pruebe esta receta de remolachas asadas. Puede incluso añadir otros de sus vegetales favoritos, como por ejemplo camotes. Las remolachas asadas pueden hacer que su ensalada se convierta en su plato estrella. Añada remolachas a una ensalada de espinacas y hojas de la remolacha y luego termine con un poco de naranja y nueces. Otra opción es mezclar las remolachas asadas con arroz integral o cebada, arándanos secos y hojas verdes para obtener un almuerzo satisfactorio.
Las remolachas cocinadas están muy ricas, pero muchas recetas las usan crudas en lonchas muy finas. Por ejemplo, esta receta para una ensalada de cintas coloridas. Si quiere probar algo similar y menos salado, mezcle la misma cantidad de zanahorias y remolachas con esta vinagreta. ¡Sea creativo con sus remolachas!
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